Vicente Grondona realizó a mano todos los shablones para las estampas de los tejidos, dejando de lado las posibilidades técnicas de los programas de computación o la asistencia de un diseñador gráfico. Tras la realización de los shablones, llegó el turno de Pablo Sandrigo quién junto a la diseñadora, se dedicaron a elegir la paleta cromática y a aplicar la técnica derivada de la serigrafía para intervenir los materiales. Así pasaron hasta tres veces el shablon con diferentes colores para lograr mejores efectos visuales en los diseños y además se utilizó calor para lograr las texturas en las prendas.