Espejos sonoros
En sus proyectos más recientes la obra de Conti pareciera tomar un rumbo cada vez más alejado de la música, al menos, de lo que entendemos y percibimos comúnmente por música. Trabajos como este parecieran ser factores indicativos que el destino de sus actuales composiciones invierten la idea de “La música como metáfora del sonido” por “El sonido como metáfora de la música”. En Espejos sonoros Ulises Conti le propuso a Juana Grichener, arquitecta y compositora, diseñar y construir una serie de monumentos y esculturas con el fin de integrarlas al espacio público, no solo para modificar el contexto integrando dispositivos sonoros en el espacio comunitario, sino para generar más conciencia sonora en la escucha colectiva.
La idea original de llevar a cabo un proyecto de monumentos y esculturas sonoras surge a partir de la necesidad de generar una mayor conciencia y percepción del entorno acústico, ampliando la capacidad de audición a través de la expansión de los hábitos y las prácticas de escucha. El entorno sonoro de cualquier sociedad es una importante fuente de información y un fiel reflejo que puede suministrarnos datos más fidedignos que cualquier estadística. Este trabajo propone aprender a escuchar el paisaje sonoro como una pieza musical, un espacio donde se puedan examinar los sonidos, una manera de comunicarnos y relacionarnos con las partículas sonoras ya sea de manera lúdica o mediante procesos de investigación y de experimentación que nos permita encontrar un lugar para el pensamiento sonoro creando pequeños territorios para la audición de nuestro medio ambiente.
Un espejo sonoro es un dispositivo pasivo hecho para reflejar o concentrar ondas sonoras. Estos artefactos de localización acústica dependen están diseñados para reflejar el sonido procedente de una dirección específica, o bien para aumentar la escucha de las fuentes constantes del paisaje sonoro.
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