Como ya es vieja costumbre en la calle Corrientes, el espectador está constantemente expuesto a señales inequívocas que le indican su paso por el lugar correcto. En ella, los edificios pierden si identidad arquitectónica y se convierten en segundo plano y sostén de sus exteriores provisionales.
Grandes neones, falsas fachadas con reminiscencias historicistas, ingeniosos trompe l´oeil que confían en la parcial oscuridad, viejas glorias que anuncian tanto shows del momento como gaseosas. Cualquier truco es bueno para llamar nuestra atención.
Smoke & Mirrors confronta al espectador que camina por la calle como una gran síntesis de dichos mecanismos de seducción. Santiago Taccetti hace una parodia con esta instalación hacia aquel lado triste del espectáculo: La exclusión. El espectáculo no es para todos, la ilusión sí. Es incluso pública.
